Raspar: El arte con maguey
Una actividad que con el paso del tiempo ha ido desapareciendo, parece fácil, pero ¿en realidad lo es?
Una actividad realizada desde épocas muy antiguas, se le denomina “Raspar” y consiste en extraer del maguey lo que se le conoce como “Agua miel”, líquido principal para la elaboración del pulque.
Este proviene directamente del corazón de la planta, el cual, se dice que debe ser protegido con piedras o pencas.
Para que de esta manera los animales de la región no tengan acceso a este y lo devoren o maltraten.
Un maguey tiene un promedio de vida de entre los 8 y 10 años, dependiendo la calidad de la tierra y los cuidados que este tenga.
Por lo general, los magueyes empiezan a producir el agua miel a partir de los 8 años.
Siempre y cuando tenga siempre agua y los cuidados adecuados, si se pretende darle únicamente el uso de producir el líquido.
El proceso de raspar consiste en quitar algunas pencas de la planta, para tener acceso al corazón, una vez ahí, se procede a “raspar” la superficie, quitando todos los residuos y haciendo un orificio al corazón.
Seguido de esto se le introduce un “acocote” el cuál es un tipo de popote de madera.
Con este la persona puede succionar desde arriba y que de esta manera el líquido empiece a fluir en el recipiente.
Una vez terminado el proceso, se procede a raspar nuevamente el maguey, para que este no se seque y pueda seguir produciendo el líquido a largo plazo, se cubre y se mantiene con los mismos cuidados.
Actualmente el acocote ha sido reemplazado por materiales más fáciles de conseguir, como lo es una botella y una manguera, con los cuales se obtiene el mismo resultado.
Una planta de maguey puede llegar a producir hasta 500 litros de agua miel a lo largo de su vida.
Aunque las personas ya casi no lo consumen, es un líquido fundamental que sigue presente en algunas comunidades de México.
Ya que de él surge la bebida de los dioses, el tradicional pulque.
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